Pequeña muñeca ida,
Cierro los ojos y vuelvo a ver
tu pelo rizado, tu carita plana
Y la sonrisa ausente...
Cuando te tomé la manita
y acaricié tus dedos inertes,
Comprendí que nunca estarán en la mano de un enamorado
¿por qué?
Recordé la respuesta fácil, de quien no tiene fe
“es un castigo de Dios”
Cuantos años, ciego, fui un ignorante
Otro más que creía que Dios nos envía aquí a sufrir.
Poco a poco, he logrado correr las cortinas
La verdad de mi Dios, amor puro y perfecto
Me ha cegado
Un torrente de luz que inundó mi corazón
Y aunque ahora
Comprendo la inmensidad de mi ignorancia,
Me sumerjo en tus ojos vacíos
y entiendo la razón de tu presencia aquí.
Dentro de tí hay un ángel con una misión,
deseas despertar en nosotros la bondad y el amor,
tu espíritu noble escogió encerrarse allí
Para que el que sepa ver, vea.
¿Estarás en busca de un alma en particular?
¿Cuántos años esperaras, tiradita allí, hasta que llegue?
¿Cuánto sufrimiento tendrá que pasar ese cuerpecito inútil?
¿Y si es a mí a quien buscabas?
Mi amada muñequita ida
No sé si volveré a verte
No sé si tocaré de nuevo tus opacos cabellos
Ni si podré darte otro beso en la frente.
Pero ten por seguro,
Que he recibido el mensaje.
Hoy mis ojos, nublados de lágrimas, te recuerdan.
Tiradita, sin moverte, sin mirarme, sin apenas respirar.
Agradezco a Dios y al espíritu que mora en ti,
la oportunidad de haberse cruzado en mi camino,
la lección que hoy,
has grabado con fuego.
No hay amor más grande que el que se da sin esperar nada a cambio
Y tú mi pequeña muñeca ida,
Tocaste mi corazón. Hiciste nacer en mi el deseo de amarte
Amo tu rostro plano, tus cabellos alborotados, tu manita que nunca apretará la mía.
Y para seguir amándote, no necesito estar junto a tí.
Tal vez no soporte el volver a verte.
Pero oraé por ti
Daré gracias a Dios por lo que tengo y lo que soy en esta vida
Y agradeceré la Gracia que me toco cuando viniste a mí, así, ida.
Porque en tu lejanía, estás en contacto con Él
Ese "vacío" está lleno de Él,
Eres algo tan puro que no tienes forma de pecar, o caer
Tú vinise a conmovernos y a salvar almas para Él.
¡Bendita seas mi muñeca ida!
22 de diciembre de 2001
(visita a Anini)
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