Que diferente sería el mundo si tuviésemos siempre presente esta máxima, o si la parafraseamos: No le hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a tí. Respeto, amor, empatía (ponerte en los zapatos de otros), tantas palabras que engloban el concepto.
Sin embargo, ¿cómo podemos dar aquello que no tenemos? Muchas veces pareciera que el proceso debe comenzar en casa. Amarnos a nosotros mismos es el mayor reto y es triste decirlo, pero muchos no hemos aprendido a hacerlo, por ejemplo ¿Crees que amarte a ti mismo es no respetar tu cuerpo o al mundo que te han confiado cuidar? Tu cuerpo es el vehículo que te han concedido para esta travesía que se llama vida, y la tierra es la nave en la que todos viajamos por la galaxia.
Si nos tomáramos un momento antes de responder a lo que otros nos digan o nos hagan; pregúntarnos si la manera como vamos a reaccionar sería la que a nosotros nos gustaría que otro tuviera con nosotros. No se trata de aceptar que violen nuestros derechos, se trata de elegir la manera como reaccionar a una ofensa o una provocación. De pronto es la gran oportunidad de enseñarle a otra persona a encontrar su camino.
Sólo es cuestión de creer.
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