martes, 2 de junio de 2009

Cada vida, una oportunidad para purificarnos

Como ya he escrito, todos venimos al mundo por alguna razón, y si seguimos con la teoría que planteo en el capítulo de la reencarnación, cada vida es una oportunidad para seguir purificándonos. Y la purificación nos llevará, tarde o temprano a reencontrarnos con nuestro Creador.

Yo asocio esto a nuestro paso por la Escuela y la Universidad.

Cada grado que cursamos tiene su propio pensum de estudios y para pasar al siguiente, debemos aprobar todas las clases, si no lo logramos tendremos que repetir la materia hasta que lo logremos, y llegará un momento en el que ya no debemos regresar a la Universidad porque hemos acumulado el conocimiento suficiente para valernos en la vida.

Me imagino que a cada uno nos llevan una especie de cuenta corriente y que cada vez que regresamos al otro lado nos realizan una evaluación y determinan cuáles son los temas que aún necesitamos superar (caridad, humildad, frugalidad, etc.). También imagino que cuando emprendemos el viaje de vuelta, todo esto se nos borra de la memoria, pero y he aquí la clave del asunto, una vez desarrollamos nuestro entendimiento, el camino que vamos recorriendo nos llevará, indefectiblemente hacia las pruebas que debemos superar. Nunca sabremos qué son o cuándo se nos presentarán, simplemente debemos estar atentos.

Una de las cosas más lindas de toda esta teoría es que nos permite explicarnos situaciones cómo ¿por qué a veces vienen al mundo niños ciegos o con algún otro defecto? ¿qué habrán hecho para merecer ese castigo si apenas están comenzando a vivir? En ese caso puede darse una de dos situaciones: 1. O el karma acumulado por esa persona en otra vida lo llevó a regresar así para "pagar" por algo en lo que estuvo desbalanceado en esa otra vida, o 2. Tomó la misión de manera voluntaria, para ayudar a otros a seguir en su purificación (por ejemplo para despertarles bondad). Este último caso, leí en algún lado, es lo que sucede con los niños con síndrome de Down. Esos espíritus están, hasta cierto punto, aislados de lo que sucede por acá, sin embargo le dan la oportunidad a los que están cerca de ellos para que les den ayuda y los amen sin condiciones.

Otro asunto importante es que no se trata de juzgar a otros por las pruebas que están pasando, se trata de preguntarnos, cuando estamos expuestos a sus experiencias ¿qué puedo hacer para que yo me purifique? ¿cómo puedo tenderle la mano para facilitarle su experiencia de vida.

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