Mientras estamos en la tierra, nuestro espíritu se encuentra atrapado en el cuerpo físico que le fue asignado y, salvo contadas excepciones, creemos que todo acabará cuando este cuerpo deje de funcionar, es a lo que llamamos muerte.
Sin embargo, como he comentado antes, el tránsito por acá es sólo un tramo de nuestra existencia, la visita a un territorio que no es el nuestro, con un objetivo específico. Pero al estar acá olvidamos de dónde venimos o lo que hemos venido a hacer y tendemos a aferrarnos a lo que encontramos acá (seres queridos, bienes, recuerdos, etc.) por eso nos da miedo la muerte, porque sentimos que vamos a perder todo eso. A otros tal vez les agarra el temor porque intuyen que no cumplieron su papel, que lo dejaron a medias o que el peso de sus acciones (sobre todo aquellas que han causado dolor o destrucción) les traerá como consecuencia un "castigo" en el más allá.
Que diferente sería que tuviéramos claro el orden de los factores; el papel que se juega en cada paso por la tierra y que cuando se acaba este "paseo", pudiéramos irnos con la satisfacción de haber cumplido nuestra misión, de haber dejado un mundo mejor del que encontramos, de haber sembrado una semilla que ayudará a la humanidad a mejorar como un todo.
Y que diferente sería si nuestros seres queridos pudieran entender que cuando partimos no es un adiós definitivo, que seguiremos estando acá mientras nuestra presencia siga siendo recordada, porque como seres de energía, seguimos existiendo en otras dimensiones.
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los que viven en Dios, no le temen a la muerte... Somos hijos de Dios y Dios nos ama hagamos o no obras... Hacemos obras para agradarlo, y por consiguiente lo que hacemos para El, lo hacemos para el mundo que dejamos... y es bueno...
ResponderEliminarMe encanta que reflexionemos Alkimist!!!
Hola Marlene, dejame complementar tu comentario en la línea de lo que acá se ha escrito.
ResponderEliminarNo hay una barrera entre nosotros y Dios. Todo lo que existe, es parte de la misma energia de Dios. Cada cosa que sucede responde, de una manera u otra al gran plan de la Creación. Nuestros actos pueden estar en consonancia o en disonancia con la frecuencia en la que la energía de Dios está y en consecuencia provocar armonía o desarmonía.
Mientras mayor armonía provoquemos, mejor nos sentiremos y mejor haremos sentir a nuestro entorno, puesto que nos convertiremos en una caja de resonancia de la Irresistible Fuerza de la Creación.
(en síntesis, es lo mismo, pero con otras palabras).
Ah, y una reflexión adicional, nos faltaría definir el concepto de muerte porque nuestro espíritu es inmortal, ya que es un soplo de la Creación.
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