Tal vez la mejor manera de definir a Dios es diciendo lo que no es. Dios no es un papá o un hermano grande que está vigilándonos para castigarnos si nos portamos mal. No es el que atiende nuestras súplicas para darnos salud, fortuna o buenas relaciones. No es quien está al tanto de nuestras necesidades para aliviárnolas, ni siquiera es esa presencia que está a nuestro lado consolándonos cuando algo sale mal o estamos sufriendo algún mal...
Entonces ¿qué entiendo por Dios?
Simple y sencillamente es la energía -origen y el fin de todo-. Esa energía que por su propia naturaleza ha creado lo que conocemos y lo que no, y por eso decimos que Dios es amor, porque no hay mayor amor que el de crear.
Cada ser, no importa su forma, no es más que energía manifiestándose en diferentes formas, por eso podemos decir que Dios está en todo y que la ley universal más poderosa es respetar esas manifestaciones de Dios, cualquiera que sea su forma.
Entonces, estoy seguro que estamos en posibilidad de conectarnos con cualquier otra manifestación de energía, visible o invisible, pasada, presente o futura, porque todos coexistimos en una misma realidad virtual.
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