sábado, 19 de febrero de 2011
Mi Secreto
Hoy si me jodió Raúl. Habiendo tantos temas, tuvo que escoger éste. Ahora tendré que revelar mi identidad ante ustedes, terrícolas.
Como mi nombre es impronunciable, pueden llamarme comandante Z. Soy oficial de la tresmillonésima segunda división estelar y, por mi honor, les juro que diré sólo la verdad. Para comenzar quiero aclararles algunas ideas preconcebidas sobre nosotros. No es cierto que parezcamos fetos gigantes, que seamos verdes o que tengamos antenas sobre la cabeza. Tampoco que hayamos renunciado a reproducirnos por el tradicional método del apareamiento. Al contrario. De los orgasmos obtenemos energía en nuestro planeta.
Vengo de un sitio a miles de años luz de esta esfera que llaman tierra. Me enviaron a buscar descendientes de una civilización que en el pasado contactamos. Ahora se les conoce como chapines. Nuestros sabios sospechan que el comportamiento violento, que de un tiempo para acá muestran, se debe a que fueron infiltrados por seres de alguna galaxia depredadora, de esos que buscan extinguir a las especies nativas para quedarse con los recursos del lugar.
Volaba cerca de su ciudad principal cuando el sistema anti-gravitacional de la nave dejó de funcionar. Como el mecanismo de eyección falló, me di un porrazo al dar de cabeza contra la ladera de un volcán cercano. Use mi laser de alta densidad para desaparecer los restos de la nave y aproveché una habilidad que tenemos para adoptar la forma humana. Opté por la imagen de un profesional ladino, maduro, de clase media. (Parece de las más usadas. Es como un password que genera aceptación en la comunidad).
Me uní a este grupo porque luce sospechoso. Mis dudas principian con el coordinador. Sus ideas no se ajustan al estereotipo del “terrícola”. Además, ha dejado pistas de su identidad galáctica como cuando reveló que levitaba. Le pasé mi escáner pero no detecté nada, concluí que tiene un buen disfraz. Siento que con él estamos jugando al gato y el ratón. Cómo ignoro sus intenciones, me preocupa no saber cuál es mi papel en el juego.
Hay otro par de especímenes que he estado analizando. A uno le gustan los relatos de sexo y sangre. En su forma de ser se parece tanto a los del planeta Sodomm. El otro elabora escritos ubicados al otro extremo del planeta, en un lugar que en el pasado también visitamos. Allá dejamos tres grandes antenas orientadas a nuestra galaxia. Incluso, por la barba que usa, le veo cierto parecido con un líder terrícola a quien nuestro comandante supremo ayudó a que sacara su gente de allí y con quien se divirtió haciendo varios actos de magia. En mi mundo aún comentan la tomada de pelo que le dieron a sus opresores con el truco de separar las aguas del mar rojo. ¡Se me olvidaba! El tal Raúl también practica la magia. Otro tema que alimenta mis inquietudes.
Ninguna de las hembras humanas del grupo encaja en el perfil de la chapina promedio. Estas mujeres (ellas prefieren que les llamen así) parecen liberadas de los complejos comunes (o tal vez tienen complejos más complejos).
El peligro es tan evidente que cuando me reúno con ellos siento cosquilleos en lo que acá llaman el culo. (Para no despertar la atención, puse en vibrador la alarma de mi antena orientada hacia el eje del planeta.) Al adoptar esta forma tuve varios problemas para ajustar el equipo estándar. No sólo fue la alarma, también el cañón del laser. Ese me quedó entre las piernas, en el apéndice que los terrícolas conocen como pene. Sinceramente, sobre todo a la vista de las mujeres, me siento ridículo con mi artefacto apuntando a los enemigos y peor si al mismo tiempo me vibra la alarma.
El otro día seguí a un sospechoso a un lugar en donde brincan, se excitan e intoxican, que se conoce como discoteca. Estaba en la barra cuando se me acercó una mujer y, sin disimulo, puso una mano en mi entrepierna. ¡Al palpar mi laser, abrió de tal manera la boca que casi me traga! Con respiración agitada me preguntó si estaba tomando algo llamado viagra.
-Que sorpresota me diste papito. A tu edad es la única explicación para que andés con la cosa así- me dijo, en tono condescendiente, deteniendo su mirada en la barriga que vino con la imagen que adopté.
Afortunadamente están a punto de acabar esos bochornos. Ayer logré establecer contacto con la nave nodriza. Enviarán a recogerme a las 9 de la noche. Tengo poco tiempo para liquidar al infiltrado y hacerme de una provisión de viagra. Con eso tal vez ponga una empresa de generación de energía en mi planeta. En pocos minutos estaré volando al infinito y más allá (el guionista de esa película sabía algo de nosotros, lástima que no pude interrogarlo en esta visita).
Al inicio juré decir sólo la verdad. De manera que llegó el momento de confesarles algo. Todo lo que les he compartido tenía un propósito. Necesitaba descubrir quién es el enemigo galáctico que he estado buscando. Al terminar de leer, lo habré identificado. Porque sólo los habitantes de este planeta en proceso de extinción conocen lo que llaman risa… Así que prepárese el que no haya reído, mi alarma está vibrando. Ni siquiera se atreva a mirar debajo de la mesa porque lo tengo en la mira.
Bicho asqueroso, si te creías el Elegido: ¡Hasta la vista baby!
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Ya me sospechaba todo esto!
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