jueves, 2 de julio de 2009

A ti, que estás por tomar una decisión que puede afectar el resto de tu vida

Piénsalo, el mundo está lleno de "falsos profetas" que te ofrecen la felicidad y placeres eternos, pero nunca te dicen qué deberás dar a cambio. Si bien el conocer a una persona no es garantía de que todo marchará bien, el no conocerla aumenta las probabilidades de equivocarse. Y conocerla (o) no es cuestión de cantidad de tiempo, sino de calidad; es haber estado a su lado en diferentes circunstancias, en momentos de alegría y de tristeza, en momentos de triunfo y de fracaso, verle interactuar con su familia, sus amigos, conocer su entorno (hay un viejo refrán que dice "dime con quien andas y te diré quien eres"). Es tener un grado muy alto de seguridad sobre sus objetivos de vida y haber hecho el análisis sobre si son compatibles con los tuyos. Por otro lado también es preguntarse ¿me conoce a mí en esas mismas circunstancias? ¿Estará dispuesto(a) a apoyarme y aguantarme cuando ni yo mismo(a) lo puedo hacer?
Cualquier cambio de vida significa un sacrificio. Vas a sacrificar algo que tienes ahora -aquello por lo que has luchado y que siempre ha estado en tu plan de vida- a cambio de un sueño (¿es sueño? ¿es ilusión? ¿es fantasía? ¿es una forma e escape?) ¿has hecho la evaluación adecuada (es decir considerando todos los elementos y ponderándolos según su importancia)? ¿Ya te visualizaste dentro de cinco años? ¿Has considerado el peor escenario y cómo lo manejarías?
Cuando la decisión es dificil, cuando la trascendencia de lo que está en juego justifica escuchar consejos ¿los has buscado de las personas indicadas? Que sean tus amigos no quiere decir que estén capacitados para darte el mejor consejo. Hay amigos que lo único que hacen es apoyarte incondicionalmente (creen que eso es ser amigo), y no te alertan de los riesgos implícitos en toda decisión.
Si bien el tiempo es el elemento más escaso, precisamente por eso debe usarse de la manera más sabia. Por favor tómate un tiempo para analizar lo que vas a hacer. Hay otro dicho muy sabio que dice "Si de verdad amas a alguien, déjalo ir. Si vuelve es que de verdad era tuyo, si no, jamás lo fue"
Valora lo que tienes, lo que tanto esfuerzo te ha tomado conseguir. Las decisiones precipitadas conllevan un alto grado de riesgo.
Pídele a Dios que te ilumine, abre tu corazón y tu mente para que tu verdadero yo tome el control de tus actos, y hazte una pregunta fundamental en todo esto:
¿POR QUÉ LO ESTOY HACIENDO?
Analiza qué órgano está tomando el control en esta decisión, ¿es la cabeza, el corazón, el hígado o las gónadas? Recuerda que mientras más bajo está el órgano que te esté manejando, mas alejada del cielo será la decisión que estés tomando.
No dudes de mi amor, no dudes que estaré siempre a tu lado y que, aunque me duela en el alma, siempre respetaré tu libertad de elegir.

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