martes, 21 de julio de 2009

El eclipse

Hoy ocurrió uno de los mayores eclipses de sol de los últimos tiempos. En la casa de mis hijas hay una pintura de Juan Sisay que representa cómo interpretaban nuestros ancestros este fenómeno: el sol siendo devorado por una bestia oscura, el terror que se desataba por su ausencia, cómo la gente hacía mucha bulla para auyentar a esa bestia. También en la película Apocalipto mostraban cómo se aprovechaba el conocimiento previo de estos fenómenos para cautivar al pueblo y mantenerlo sojuzgado haciéndoles creer que con sacrificios humanos se calmaría a los dioses y devolverían la luz sobre la tierra.
¿Y a qué viene todo esto?
Pues que creo que hay momentos en los que nuestra alma, al igual que el sol, se siente devorada por la oscuridad, y qué, por qué no decirlo, no volveremos a ver la luz hasta que no hagamos un sincero esfuerzo por cambiar aquello que no ha sido un buen actuar. Es nuestra decisión, y en nosotros estará el dar el paso. No lo hagamos porque otros esperan que lo hagamos, o por convencer a alguien que hemos cambiado. Hagámoslo por nosotros, porque estamos convencidos que ese es el camino y porque hemos hecho un balance y no nos cabe la menor duda que es más lo que lograremos que lo que estamos sacrificando

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